Elite
brasileña utiliza la Copa del Mundo para mostrar su malestar por ser brasileña
Maurício Savarese
"Abajo este Brasil
subdesarrollado!", es como la marca Ellus decidió involucrarse con la Copa
del Mundo – poner esto en una camisa. Deben tener una respuesta oficial imbecil,
diciendo que están en contra de los problemas sociales, y no contra el país.
Sin embargo, todos los brasileños que entienden nuestra “síndrome de perros
callejeros” saben lo que quieren decir las personas que utilizan este discurso.
La mayoría de los clientes de la Ellus son las personas que no utilizan el
sistema de salud pública. No estudian en las escuelas públicas. Y rara vez
ponen un pie en el transporte público en las principales ciudades de Brasil
(aunque les gustan hacerlo fuera del país).
Así que ¿por qué se
sienten frustrados? ¿Serían tan altruistas como los activistas que protestan
con un objetivo, sea cual sea esa meta? O los ricos brasileños expresan su
crítica de puro aburrimiento?
Mi respuesta es que los
ricos brasileños se sienten frustrados debido a que son brasileños. Y ellos
envenenan el tono para la Copa del Mundo en Brasil más que los errores y la
mala planificación de la preparación para el evento. No es una gran noticia
para cualquier persona que ha estado en una fiesta en los barrios de la élite,
como son los Jardines, en São Paulo, o Leblon, en Río de Janeiro. Pero esto es probablemente un buen momento para
señalar lo que está sucediendo.
Algunos élitistas frente
a esta “preocupante realidad” de ser brasileños actuan de manera proactiva:
tratan de obtener un pasaporte europeo, como si de verdad tuvieran una conexión
familiar importante con el exterior. Otros optan por distorsionar los símbolos
que unen al país que ellos rechazan. Ya se ha hecho antes. La samba, la música campesina,
la feijoada y todas las cosas tipicamente brasileñas son descartadas o
convertidas en una “versión gourmet” que se adapta al sabor – supuestamente
superior – de nuestra élite.
El fútbol hasta hace poco
estaba en el médio del camino – no se puede “desbrasilisar” el fútbol. Pero
ahora los clubes europeos son cada vez más populares aquí. Tal vez esto muestra
que la atención también está cambiando en esta zona. Sería una buena razón para
explicar por qué la crítica de la Copa del Mundo, irrelevante no hace mucho
tiempo, dio para la élite brasileña la oportunidad de expresar su molestia.
Las protestas de junio
2013 cambiaron el escenario para las élites brasileñas. Después que las
protestas contra las tarifas de transporte se convertieron en una ola nacional, ricos brasileños hicieron mucho
ruido por primera vez en mucho tiempo. Era la hora de mostrar su presencia
después de años y años de movimientos frustrantes. Utilizaron la legitimidad de
las protestas iniciales para dar la impresión de que todos estábamos en el
mismo barco. La Copa del Mundo fue sin duda un gran vínculo con ellos.
Los costos de la Copa del
Mundo sólo entraron en el debate después que el movimiento explotó. Aunque la
organización sin duda merece críticas, sólo un año antes del torneo fue que
nuestra elite descubrió que se podría llamar la atención a todo lo que no les
gusta en Brasil. De repente, hicieron Brasil parecer tan antidemocrático como
Corea del Norte, tan pobre como Paraguay, tan caótico como India, tan violador
de los derechos humanos como Arabia Saudita, tan corrupto como Rusia. El Brasil
ciertamente tiene um poco de todo, pero es muy diferente de todos estos países.
Aunque Brasil fuera malo
así, nuestra élite tendría que buscar explicaciones en sí misma, y no señalar
con el dedo. Por supuesto que hay excepciones, pero ricos, educados, bien
viajados y contrarios a la Copa del Mundo no parecen muy interesados en
compartir el país que recibe el torneo porque básicamente su clase social ha comenzado a
compartir sus privilegios con los pobres.
El hecho de que Brasil ha
distribuido algo de riqueza en los últimos veinte años no se casa bien con los
niños ricos que escuchan a sus abuelos decir maravillas acerca de la época de
la dictadura militar, por ejemplo. Algunos se identifican con los partidos de
la oposición y por eso critican el gobierno, pero es sólo una cuestión de
gusto: en el caso, el PT no es muy diferente del PSDB. Incluyendo la idea de
recibir la Copa del Mundo.
No es sorprendente que
son estas personas que abogan por un tratamiento más duro para los que están
fuera de su cuadrado. Quieren reducir la edad legal, ampliar la represión
policial, transformar la corrupción en crimen atroz (sólo para los funcionários,
no para los que hacen sobornos) y así sucesivamente.
Entre estos tipos también
están los que critican las medidas del gobierno para traer médicos extranjeros.
Otros son los propios médicos que se niegan a trabajar en las comunidades
pobres – pues quieren ganar más trabajando como dermatólogos en las capitales.
No creo que las élites europeas o asiáticas son tan egoístas.
Probablemente es algo muy proprio de nuestra América Latina. Nuestra desgracia.
¿Qué mejor símbolo para
la élite brasileña canalizar su frustración con el Brasil que no es deseable
para ella que atacar la Copa del Mundo, el evento que moviliza el país cada
cuatro años? El apoyo de los brasileños al torneo ciertamente cayó, pero son los
clichés repartidos por los brasileños ricos (a veces en inglés) que están en el
centro de atención, como si estos tipos vivieran sus quejas. La verdad es que
la mayoría de ellos ni siquiera si preocupa por dar prioridad a la salud y la
educación. No utilizarian el sistema público ni si fuera necesario. Muchos están
secuestrando la agenda social para hacer una crítica superficial y
políticamente desacoplada.
Esto es a menudo un
disfraz de la élite para su malestar de ser brasileña, a diferencia de las
críticas de aquellos que tratan de dar sentido a su antagonismo.
Los medios de
comunicación han dado cuenta del rechazo elitista y amplifica. Videos como el
de Carla Daudén, que sugiere un boicot de la Copa del Mundo, son utilizados
para mostrar que hay un “mal presentimiento” sobre el torneo en todo el país. Pero
este es el sentimiento de la “clase media alta” – como los ricos les gusta
definir a si mismos (PD: Entre ricos, aparentemente no
hay ricos en Brasil).
Ser anfitrión de la Copa del
Mundo, un premio dado por la inclusión social que promovemos en los últimos años, si está
transformando en un simple "gastamos demasiado, tenemos poco." El
tono utilizado por muchos brasileños ricos no es "vamos a arreglar
esto". La mayoría de ellos saben muy poco de política para participar
realmente con sustancia. Su mensaje es "maldita sea" (como Carla
Daudén sugiere en su video). Parece que el Brasil subdesarrollado merece ser constreñido
por los verdugos, no por las víctimas. Las víctimas saben criticar pero no se
avergüenzan de su país.
Los elitistas más astutos
que critican a la Copa del Mundo en Brasil también han utilizado esta gran
oportunidad de demostrar que no si relacionan con el fútbol como todos los
demás – venden la idea de que los que si involucran con la Copa del Mundo son
los que están desacoplados de la realidade del país. Venden la idea de que son ellos
los verdaderos agentes de cambio, a pesar de que son todo lo contrario – para
la élite brasileña no importa las familias que tuvieron que mudarse de sus casas
a causa de las obras de los nuevos estadios, por ejemplo.
Yo no soy marxista. Pero
es difícil defender una de las elites más egoístas del mundo. Muchos
periodistas extranjeros que han pasado tiempo suficiente aquí están de acuerdo
conmigo.
Las favelas de Brasil de
alguna manera recuerdan a nuestra élite blanca y a veces fanática religiosa,
cuyas llaves de la esclavitud aún están em sus bolsillos. Esta es también la
razón porque critican la Copa del Mundo que se jugará no muy lejos de estas “senzalas
modernas”. En las colinas del Río de Janeiro y en la periferia de São Paulo hay
cientos de miles de personas cuyos bisabuelos no podrían ser contratados porque
sus antiguos propietarios no comprarían su propiedad de nuevo.
Estos brasileños
adinerados no culpan sólo al gobierno y el comité organizador de la Copa por
retrasos en la construcción: consideran los obreros lentos e ineficaces. Así es
como satisfacen su fetiche: los pobres son responsables por su propria pobreza.
Elitistas brasileños suelen
ver a los negros como empleados domésticos o conductores de autobús, eso lo
sabemos. Si no reciben un vaso de jugo de naranja a las ocho de la mañana es
probablemente porque esta gente pobre son sólo un montón de ingratos perezosos.
"Sólo en Brasil", dijo una vez un ejecutivo en una situación similar.
(No es muy diferente de
lo que la revista The Economist sugirió recientemente en una muy mala
comprensión de la complejidad de Brasil.)
Gran parte de los medios
de comunicación de Brasil gira en torno a nuestra pequeña élite para escribir
sus historias. Aunque haya activistas com preocupaciones razonables sobre los
derechos humanos y mejores servicios para todos, la mayor parte del mensaje
difundido tiene que ver con lo que los ricos brasileños pueden expresar en inglés.
Así es como lo hacen saber: lamentando todo lo que no entienden en Brasil.
(Véase el caso del estadio del Corinthians, construido para la apertura de la
Copa y ubicado en una región pobre de São Paulo. Muchos elitistas dicen que no
van allí porque es "una parte fea de la ciudad".)
Esa camisa por Ellus es
un gran ejemplo de un viejo estándar de los brasileños ricos: fingen que todo que
está mal en Brasil no tiene nada que ver con ellos. La corrupción no comienza
con sus empresas. La desigualdad no se debe al hecho de que pagan menos
impuestos que todos. Sinvergüenzas nunca fueron elegidos por ellos o financiados
por ellos. Las partes atrasadas de Brasil no deben ser corregidas a través de
políticas – la idea elitista es demostrar que el éxito depende exclusivamente
de cada uno.
El fracaso ajeno no tiene
nada que ver con ellos.
Es difícil predecir si
van constreñir el Brasil hasta la final de la Copa. Las protestas son más
fáciles de medir que la campaña de humillación. Entre todos los legados, lo que
más quiero ver es el Brasil vencer a sus detractores. Vengo del Brasil subdesarrollado.
Si la Copa del Mundo fuera nuestro mayor problema, sería genial.
Si la Copa del Mundo no tiene
éxito, voy a estar aquí para informar lo que sea. Pero quiero que sea um buen
torneo. No sólo por las experiencias previas que tenemos en organizar grandes
eventos deportivos. Es porque quiero ver a las personas que usan esa camiseta Ellus
tragar muy pronto el Brasil “subdesarrollado”.
Abajo la Ellus!